lunes, 30 de noviembre de 2020

Los misterios olvidados de la Calle San Luis

En muchas ocasiones se ha hablado de los misterios de la calle San Luis, del “llano” donde jamás se construía nada, de las ánforas romanas encontradas en el lugar, de los fantasmas o extraños suicidios que registra la zona pero... ¿Tiene más zonas misteriosas? Hoy se las descubrimos.



Comenzaremos nuestro viaje por un lugar que ha formado a grandes actores que, hoy, triunfan en el teatro o el cine, ese sitio encantado es el CAT, el Centro Andaluz de Teatro.

Frente a la Iglesia de Santa Marina, en las antiguas dependencias del Centro Andaluz de Teatro (CAT), un recinto, que antes perteneció al conjunto Convento-Hospicio de San Luis. Y lo traemos a estas páginas por qué en su interior, en sus dependencias también se han registrado hechos paranormales o cuando menos extraños.

Alumnos, profesores y cuerpo de apoyo de esta institución, cuando estaba dedicada a la producción de montajes teatrales en otros, han oído ruidos extraños, han visto luces y cuerpos luminosos moverse por el recinto, alaridos y extrañas apariciones y desapariciones de objetos ante los alucinados ojos de los vigilantes nocturnos.

En concreto, las zonas de más frenética actividad paranormal se registran en un pasillo en forma de “L” de unos doce metros de largo en el cual existe una entrada en forma de saliente a la cripta cerrada por una vieja puerta de madera franqueada por una sólida verja férrica. La segunda zona caliente se ubica en los pasadizos existentes entre las taquillas o vestuarios que se comunicaban con el patio o aula de interpretación.

En esta zona también se pudieron ver extrañas formas luminosas y lastimeros quejidos sin origen definido ya que en el lugar no había nadie excepto el efectivo del cuerpo de seguridad. Suelen ser de noche, les acompaña una sensación de frío... Entre el patio de la cafetería hacía la zona de vestuarios, al fondo del pasillo, puede verse una especie de humo que avanza , una neblina evanescente que va tomando la definición y las características de un ser humano...

Una aparición que mora y vaga por los muros y pasillos del viejo edificio. El último foco conflictivo está una habitación que fue transformada en una pequeña capilla y que es utilizada para los montajes de pantomima. Su emplazamiento es famoso por los extraños ruidos que allí se producen, se da la circunstancia de que el lugar se halla decorado con cráneos y huesos humanos -reales o ficticios-. Vigilantes de seguridad y familiares comentaban sus experiencias vividas en el CAT, allí se escuchan nítidamente ruidos extraños, quejidos lastimeros, llantos, fríos repentinos, risas... bajar a la cripta es lo peor, cada vez que se abre la puerta un quejido te hiela la sangre. ¿Sugestión? No lo sabemos pero si tiene la oportunidad de entrar en el edificio y bajar le aconsejamos vivir esa experiencia...

Contar una historia de fantasmas siempre es a los ojos del aficionado de estos temas un hecho insólito y muchas veces, demasiadas, no deja de ser un acontecimiento casi increíble...siempre y cuando no le suceda a uno mismo... Quizás por ello sea tan apasionante la estética de este tipo de relatos y, quizás por ello, sea tan apasionante desvelar los secretos mejor guardados, arrancados casi, de estos edificios que tienen una particular historia que contar.

Ouija maldita en la Iglesia de San Marcos

Ángel Hueso, es nuestro siguiente testigo, es uno de los habituales contertulios radiofónicos de la Sevilla tertualiana y habla de hechos paranormales y de cómo también se han utilizado estos mismos relatos como “espantaviejas”... Pero la verdad es que pese a su escepticismo también relataba como en la Iglesia de San Marcos, muy cercana a todo el entorno de la calle San Luis, de jóvenes practicaron el mal llamado juego de la ouija sabedores de la absoluta soledad dentro del edificio, para unos era una experiencia seria y para otros algo con lo que bromear incluso durante aquella improvisada sesión...

Gastaron una broma y sin saber cómo ni por qué una chica sufrió un desmayo y, al unísono, al final de un largo y estrecho pasillo una solitaria y vieja máquina de escribir comenzaba a dejar sentir el aporrear de sus teclas por unas invisibles manos que parecía reprobar y desaconsejar aquella broma y aquella práctica semi-ocultista en el interior de aquel recinto...

En Sevilla, parte de su pasado aguarda aún bajo su subsuelo ser desenterrado y regresado a su antiguo esplendor, en muchos casos hallazgos arqueológicos que al ser arrancados de su último lugar de descanso han logrado despertar sus viejos fantasmas y sus viejos recuerdos que durante siglos estuvieron ausentes.

El fantasma del Palacio de los Marqueses de la Algaba

Muy cerca de la calle San Luis se encuentra la no menos popular calle Feria, a media altura de la misma encontramos su viejo y remozado mercado de abastos y la popular iglesia de “Omnium Sanctorum”, lugar desde donde realiza su carrera oficial en Semana Santa la hermandad llamada de “Los Javieres” encontramos una nueva cita con el misterio.

Cercana a ella se encuentra la calle Arrayanes donde nos detenemos en un particular edificio, se trata del Palacio de los Marqueses de la Algaba, cuentan las crónicas que tras la hermosa portada de estilo gótico-mudéjar, se erigió una recia torre en la que sucedieron sangrientos, violentos y desagradables incidentes a la familia de los Guzmanes, posteriormente y para sepultar el recuerdo fue demolida. También trae al recuerdo de la epidemia de peste de 1649 fueron terribles en esa zona, y los jardines de este palacio dicen que fueron utilizados como improvisado cementerio...

Las crónicas de la época cuentan cómo el miércoles 22 de mayo de 1652 el descontento fue apoderándose de todas las capas sociales, y especialmente el de las más humildes, teniendo una de sus más airadas manifestaciones en el motín de la calle Feria, ocurriendo por la escasez y alto precio del pan, los balcones del palacio sirvieron de improvisadas palestras donde se expuso el sentir popular, siendo brutalmente reprimido por las fuerzas militares de la época dejando un sangriento reguero de muertos en la plaza y calles circundantes al propio palacio.

Los misterios olvidados de la Calle San Luis


A finales del siglo XIX se vive una época en la que la nobleza comienza a ceder parte de ese protagonismo tutelado durante siglos y comienza una lenta decadencia que hace que le palacio se vaya deteriorando y olvidando. De su viejo esplendor queda ya únicamente el recuerdo. En épocas recientes se habilita nuevamente el viejo edificio para auspiciado por la Junta de Andalucía, y en la Plaza de Calderón de la Barca surge la nueva Delegación de Bienestar Social.

Pero con su remozado aspecto también surge el despertar de los viejos fantasmas, aquellos que fueron enterrados y que jamás debieron de despertar... Por las noches se pueden escuchar portazos, pisadas y extraño susurros... Pisadas que avanzan en la lejanía hasta hacerse cada vez más perceptibles. Estañas bajadas de temperatura y el movimiento de objetos cotidianos que llenan de temor a los sufridos trabajadores de la noche en el interior del Palacio.

Las experiencias más singulares son las vividas por parte del antiguo personal de seguridad quienes, conocedores de la particular compañía que les deparaba el edificio, se arriesgaron en varias noches en tratar de establecer contacto con aquel misterioso ser que emitía y provocaba todos aquellos ruidos.

Poco consiguieron, ni las sesiones de ouija, ni la escritura automática ni tan siquiera el que, a hurtadillas y casi a escondidas, entraran en el edificio personas con capacidades mediúnmicas... Nada hizo despertar a los viejos fantasmas o ¿tal vez si?

La respuesta la obtuvieron una noche en la que sus trabajadores armados con una grabadora formularon varias preguntas a la nada, esperando respuesta y al revisar aquella cinta magnetofónica un temblor comenzó a apoderarse el todos y cada uno de los participantes de aquella experiencia paranormal...

A la pregunta: “¿Estamos solos en el edificio?” una voz quejumbrosa respondió: “Seguiré velando aquí a vuestra merced”. Aquello llenó de asombro a los ya de por si cariacontecidos e improvisados investigadores de lo insólito.

La segunda pregunta formulada fue: “¿Por qué nos molestáis?” Y nuevamente una voz respondió: “Devoto os pertenece”. Aquello debía ser algo impresionante cuando siguieron revisando aquella valiosa (por su contenido) cinta de audio y comprobaron cómo sin mediar preguntar había varias psicofonías o inclusiones más que decían: “Tras sus pasos ilumíname” , “Dios me guía” o “El año del Señor”...

Nuevamente lo imposible se hace posible y se manifiesta... ¿Aquellas obras de remodelación resucitaron algo adormecido? Tal vez, o tal vez el azar hizo que sus antiguos moradores volvieran a habitar las hermosas dependencias del alicaído marquesado de la Algaba.

Lugares singulares, olvidados de la calle San Luis y que, sin embargo, encierran mucho misterio.

¿Está mi profesión en peligro por ser realizada por robots?

La tecnología lleva décadas, siglos incluso, revolucionando el mundo laboral. Muchos se preguntan qué profesiones están en riesgo de ser realizadas por robots, y es una duda cada vez más preocupante.



No debemos pensar en los robots como los típicos humanoides de la ciencia ficción, sino en sistemas más complejos y específicos. Por ejemplo, un drone puede encargarse de repartir paquetes eliminando la profesión de repartidor, y un pequeño vehículo con cámara ser vigilante de seguridad.

De todas formas, la amenaza para el empleo no proviene solo de los robots mecánicos, sino de los sistemas de software que combinan sensores con aprendizaje automático, inteligencia artificial y visión por ordenador.

El taxi sin conductor de Google es claro ejemplo, pues millones de trabajadores de la carretera se quedarían sin trabajo (camioneros, transporte de pasajeros, taxi, distintos repartidores...). El coche autónomo es un reto pequeño a nivel mecánico, el verdadero objetivo es enseñar a conducir a un ordenador.

Imagen - ¿Está mi profesión en peligro por ser realizada por robots?

La historia y la teoría económica dictan que cuando la evolución tecnológica elimina una profesión, el mercado encuentra otra necesidad que cubrir, así que el efecto sobre el paro no resultaría muy alto.

En cambio, las tareas desempeñadas por los robots se realizan de manera más eficiente, con lo que la riqueza y el bienestar global crecen.

Sin embargo, son tantos los millones de puestos en peligro por los robots que hay dudas de que la economía los pueda absorber. Especialmente en países con tasas de paro elevadas podría generarse un grave crisis social, donde la economía siga avanzando, pero cada vez más personas vivan en la pobreza.

A esto hay que añadir la perspectiva personal: si llevamos toda la vida trabajando de limpiador, y ahora un robot reduce a la mitad el personal necesario, nos será complicado adaptarnos a un nuevo sector.

Profesiones donde irrumpirán los robots

El impacto de los avances técnicos será desigual, y en algunos casos sustituirá a los humanos de forma casi completa. En otros se mantendrán bastantes puestos, pero muchos serán eliminados por la mayor productividad obtenida. Algunos de los afectados serán:

  1. Vendedores y dependientes en tiendas físicas.
  2. Conductores.
  3. Administración / análisis de datos.
  4. Banca / finanzas.
  5. Vigilantes de seguridad.
  6. Hostelería.
  7. Abogados.
  8. Periodistas.
  9. Medicina (ciertas áreas).

Los cajeros de las tiendas están amenazados por iniciativas como Amazon Go, una tienda sin cajeros donde el comprador se identifica con el móvil, coge lo que quiere y se marcha. Diversos sensores detectan lo que hemos elegido y nos lo cobran de forma automática.

El impacto en el paro podría ser enorme, casi tan grande como si los coches autónomos se generalizan. Los robots también podrían hacer buena parte del trabajo de los vigilantes, y solo solicitar presencia humana cuando detecten un incidente.

La idea de los robots cocineros y camareros suena chocante, pero los avances son rápidos. El éxito dependerá de si los consumidores los aceptan, no de la tecnología en sí, pues podrían generar un considerable rechazo.

Imagen - ¿Está mi profesión en peligro por ser realizada por robots?

Cuando la IA es más inteligente

Los empleados de la banca serán eliminados por la popularidad de las aplicaciones de los bancos, pero muchos otros puestos similares se reducirán porque el software es capaz de hacer lo mismo por menos dinero.

Por ejemplo, analistas de bolsa, personal administrativo o mandos intermedios, que se dedican a analizar datos, elaborar informes u otras tareas relacionadas con la información.

El software cada vez es más bueno analizando datos y, aunque diseñarlo es caro, una vez hecho supone que esas personas son prescindibles. Por ejemplo, un manager que elabora los informes de ventas trimestrales sería innecesario si el sistema de la empresa ya recoge los datos y los agrega para presentárselos a la dirección.

Del mismo modo, el trabajo de bastantes abogados será prescindible gracias a herramientas capaces de buscar sentencias en la jurisprudencia, pues tardan mucho menos en leer y seleccionar aquellas de utilidad para un caso concreto.

También determinadas tareas relacionadas con el periodismo desaparecerán a manos de los robots. Algunos artículos no necesitan creatividad o un análisis profundo, solo exponer datos de manera escrita.

Una inteligencia artificial es capaz de redactar un texto sobre resultados financieros o el resultado de un partido con naturalidad. Aunque no aporte nada adicional, en ciertos casos no es necesario.

Imagen - ¿Está mi profesión en peligro por ser realizada por robots?

Otras profesiones se verán muy afectadas por la tecnología, aunque parece difícil pensar en que se eliminen en las próximas décadas. Ciertas tareas en medicina, especialmente revisar radiografías en busca de un posible cáncer, cada vez las hace mejor el software.

Los robots también han entrado en la sala de operaciones, y muchas veces ofrecen mejores resultados, reducen los tiempos de la intervención y precisan de menos personal.

Neoludismo, ¿la amenaza es real?

Imagen - ¿Está mi profesión en peligro por ser realizada por robots?

A principio del siglo XIX algunos artesanos británicos realizaron protestas destruyendo telares, máquinas mucho más eficientes para la industria textil, porque hacían peligrar sus puestos de trabajo y disminuían los salarios.

El término ludita ha quedado asociado a quien se opone a la tecnología porque genera paro. Es innegable que sin los avances técnicos el bienestar de la población no sería tan alto hoy en día, y hubiera sido un error rechazarla.

Tampoco todos los luditas, que también protestaban en la agricultura, estaban en contra de las máquinas. En algunos casos las destruían para forzar una negociación con los patrones, no para eliminarlas.

Actualmente existe un movimiento neoludita, aún disperso y poco organizado, que protesta contra los efectos de la tecnología en el trabajo, pero también en la privacidad o en los derechos de los ciudadanos, como el derecho a reparar.

Renta básica como solución económica

Del lado de la tecnología no hay una propuesta cuando una profesión es sustituida por los robots, esto ya cae en el ámbito de la ciencia económica, siempre interrelacionada con la política.

A largo plazo, una idea habitual es pensar que los robots harán todo nuestro trabajo, y que el estado otorgará a los ciudadanos una renta mínima porque no habrá puestos disponibles para todos. Solo los más cualificados y motivados entrarán al mercado laboral y ganarán un extra.

Estas ideas parecen una quimera por ahora. John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, afirmó que en el año 2030 la jornada laboral media sería de 15 horas a la semana, gracias a los avances en la productividad y la riqueza, algo que está claro que no va a ocurrir.

Lo más probable es que aquellos cuya profesión sea eliminada por los robots tengan que buscar otro trabajo. La posibilidad de que el capitalismo se reformule por completo gracias a los avances técnicos suena poco realista, y los cambios siempre son graduales.

Al final, deberemos convivir con los robots a nivel laboral, buscar una profesión que no sustituyan y comprobar en vivo si el mercado es capaz de absorber en otros puestos a quienes sean reemplazados por las máquinas, algo que probablemente resulte traumático a nivel personal y social.

Cómo fue el año 1000 y por qué es más parecido a nuestra época de lo que imaginábamos

 

Descubrimientos arqueológicos recientes y pruebas a artefactos antiguos con tecnologías de punta posibilitan una nueva visión del pasado (Moneda de plata vikinga con la imagen de un barco drakkar, acuñado en Hedeby, Dinamarca).

La globalización es un fenómeno que define y desafía al mundo moderno. Y la tecnología nos está permitiendo descubrir que las raíces de esta conexión global se remontan mucho más allá de lo que imaginábamos.

No existe una visión historiográfica única de cuándo comenzó la globalización, sino más bien dos paradigmas dominantes: uno ubica el inicio de la globalización a fines de la década de 1970, el otro mucho antes, alrededor de 1500.

Los años 70 fueron testigo del florecimiento total de la globalización, especialmente en términos de tercerización de fabricación y la facilidad de viaje. Y a comienzos del siglo XVI, Cristóbal Colón y Vasco Da Gama (y, un poco más tarde, Fernando Magallanes) conectaron el mundo de una manera que no había ocurrido antes.

Sin embargo, fueron los eventos de hace cinco siglos los que hicieron posibles los cambios de 1500, eventos que con demasiada frecuencia se descuidan en las narrativas eurocéntricas.

Si enfocas tu mirada solo en el Atlántico medio, entonces, por supuesto, 1492 parece marcar el comienzo del contacto de Europa con otras partes del mundo. Pero una visión global revela que tales contactos comenzaron mucho antes, de hecho, alrededor del año 1000.

Distinto pero parecido

El mundo de hace un milenio era, por supuesto, muy diferente al nuestro.

El transporte implicaba caminar, ir montado en un animal, navegar o remar. La comunicación era lenta.

Pero, aunque no había fábricas que produjeran productos con máquinas motorizadas, la fabricación en masa era mucho más frecuente de lo que podríamos imaginar posible.

En China, el principal fabricante mundial en ese momento, podían producir varios miles de vasijas de cerámica en una sola cocción en hornos alimentados con madera o, a veces, carbón o coque.

Con una población total de 100 millones, o el 40% de la población mundial, China tenía una vasta fuerza laboral.

Piedra rúnica con relieve policromado que representa una máscara de una divinidad que hace muecas, Aarhus, Jutlandia, Dinamarca. Civilización vikinga, siglos X-XI.
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Era un mundo distinto, con divinidades como Aarhus, que hacía muecas... pero quizás no era tan diferente.

Ese mundo no era capitalista en el sentido que entendemos hoy.

En ese entonces, los comerciantes, que fabricaban y vendían cosas, se encontraban entre los grupos más ricos de la sociedad, y todavía no existía un mercado de valores.

Además, mientras que después de 1500 el poder se concentró en Europa, que comenzaba a explorar y explotar otras regiones, en 1000 había múltiples centros de poder alrededor del planeta.

Antes del auge del poder económico y político europeo, que comenzó con la era de las Cruzadas, alrededor de 1100, el continente estaba muy por detrás del mundo islámico y China en términos de conocimiento, influencia y comercio.

Los pueblos de diferentes regiones estaban mucho más equilibrados en su tecnología y riqueza, por lo que en ese sentido se parecía mucho más a nuestro mundo de hoy que al mundo de cinco siglos después.

Por supuesto, los seres humanos son todos similares. Los de entonces eran como nosotros hoy.

Moviéndose

Alrededor del año 1000, la gente estaba en movimiento. ¿Pero por qué?

Cuando la población mundial alcanzó los 250 millones, alrededor del siglo X, el mundo alcanzó un punto de inflexión que llevó a las personas a abandonar sus regiones de origen e ir a nuevos lugares.

Los desarrollos en la agricultura jugaron un papel importante, alimentando el crecimiento de la población y liberando a una parte de ella de tener que trabajar la tierra.

Sin embargo, no hubo avances tecnológicos que desataran esta era de exploración.

Dibujo de barco vikingo del siglo X
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Los barcos eran impulsados por la fuerza bruta y el viento.

Los vikingos cruzaron el Atlántico en veleros con remos y no hay evidencia de que tuvieran el beneficio de ningún instrumento de navegación: tendrían que haberse guiado por las estrellas y usado las mareas para trazar su curso, y se dieron cuenta de que la presencia de aves indica proximidad a la tierra.

Lo mismo habría sido cierto para los antepasados ​​de los habitantes modernos de Malasia, los malayo-polinesios, que cruzaron el Pacífico, y para los navegantes chinos que surcaban el Océano Índico (aunque comenzaron a usar brújulas magnéticas en esta época).

Pero, los viajes por mar fueron solo un aspecto de la integración de diferentes regiones.

Las rutas terrestres se estaban abriendo a través de África y Eurasia, y también en América.

No tenemos documentos escritos de los mayas del año 1000: las últimas inscripciones mayas son de alrededor de 900. Pero la evidencia arqueológica indica contacto en ese momento entre las grandes ciudades mayas en la península de Yucatán y los pueblos del suroeste de Estados Unidos, en lo que ahora Nuevo México, Utah, Arizona y Colorado.

Los mayas habían descubierto cómo procesar los granos de cacao para producir una bebida de chocolate sin azúcar que se consumía como estimulante; la evidencia arqueológica indica que el chocolate maya llegó a Nuevo México y que el turquesa de esa región se exportó a las tierras maya.

Recipiente con escena de batalla utilizado para beber una bebida de élite hecha de granos de cacao, 600-900 d.C.
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Recipiente con escena de batalla utilizado para beber una bebida de élite hecha de granos de cacao, 600-900 d.C.

Los europeos de finales del siglo XV y XVI no crearon las grandes redes comerciales desde cero, sino que aprovecharon las existentes.

Ya en 1000, las rutas comerciales abarcaban América del Norte, algunas conectadas con la región andina.

Cuando Colón llegó al Caribe en su cuarto viaje en 1502, su expedición encontró una enorme canoa comercial maya, descrita por su hijo como tan grande como una galera (quizás de 20 metros de largo), cargada de mercancías que circulaban entre México y el islas del Caribe.

Aproximadamente al mismo tiempo, los portugueses accedieron a una red similar que ya estaba funcionando en África occidental.

El poder de la religión

Junto con el comercio de bienes, las ideologías y las religiones viajaban entre continentes en un momento en que lo que ahora llamamos las "religiones mundiales" ganaron fuerza.

El islam, el catolicismo y el cristianismo ortodoxo, el hinduismo y el budismo apelaron de diversas maneras a los gobernantes de países más pequeños cuyo objetivo era consolidar el poder, habiendo despachado rivales y ganado batallas clave.

Frecuentemente elegían adoptar una u otra de las grandes religiones para aliarse con una potencia extranjera.

Santa Sofía en el atardecer
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Santa Sofía, una construcción sin precedentes en la historia humana, convenció al príncipe Vladimir de escoger la ortodoxia oriental como religión para su reino.

El ejemplo del gran príncipe Vladimir, gobernante de los Kievan Rus, un reino que abarcaba gran parte de Europa del Este y se extendía hasta la Rusia moderna, lo ilustra.

En 987, gobernaba a un pueblo eslavo que adoraba a las deidades locales. Habiendo llegado al poder a través de una serie de eventos complicados (incluyendo matar a un medio hermano), reconoció la necesidad de encontrar un pegamento para mantener a su gente unida, y envió misiones de investigación a sus vecinos para aprender sobre el catolicismo romano, la ortodoxia oriental y el islam.

Sopesando los pros y los contras de cada uno, decidió adoptar la ortodoxia oriental, al parecer gracias a la descripción de sus enviados de un edificio monumental, probablemente la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla (ahora Estambul), una maravilla tecnológica comparable a las maravillas arquitectónicas de hoy.

Vladimir reconoció la fuerza del imperio bizantino, su vecino más poderoso. Ese tipo de decisión pragmática, más que espiritual, basada en la necesidad de consolidar el poder, era la norma, con consecuencias duraderas y de largo alcance.

Competencia

Con el comercio internacional llegó la competencia, del tipo que hoy asociamos con la globalización.

La evidencia arqueológica de los naufragios muestra que la cerámica china, que se producía por miles en grandes centros de fabricación, también se enviaba al extranjero en grandes cantidades.

Dos vasijas excavadas en la ciudad iraní de Shush, el sitio de la antigua Susa, demuestran el impacto de este comercio. Al examinar el color de la arcilla y el esmalte utilizado, los historiadores de arte han determinado que una de las piezas es una exportación china y la otra una copia local.

Vasija de celadón china del siglo X
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Nadie podía lograr una calidad similar a la de las cerámicas de celadón chinas.

El ejemplo producido localmente no es tan avanzado como la pieza china.

Esas piezas de cerámica de celadón chino pueden ser casi translúcidas, con un color que varía desde un blanco brillante hasta un verde azulado, y eran los iPhones de su época: de alta tecnología y deseadas por todos.

Horneados a una temperatura extremadamente alta, eran muy duros, con esmalte que se derretía en vidrio y eran muy fáciles de limpiar.

La comparación de esas dos vasijas muestra que los alfareros en China y Oriente Medio estaban compitiendo por la cuota de mercado, y que estos últimos no tenían un producto tan bueno.

Como resultado, se ha encontrado un sorprendente número de cerámicas chinas tan lejos como en la costa este de África, donde esperarías encontrar principalmente vasijas de Medio Oriente.

Mapa del mundo del siglo X
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El mundo en el siglo X: plano y rodeado por un océano.

Así como los comerciantes transportaban bienes a grandes distancias, también transportaban esclavos.

La continua demanda de esclavos en Constantinopla (Estambul moderna), Bagdad, El Cairo y otras ciudades resultó en el movimiento forzado de más de diez millones de personas de África, Europa oriental y Asia central, cientos de años antes de que comenzara la trata transatlántica de esclavos.

De hecho, tantos esclavos fueron transportados desde el este de Europa que la palabra inglesa slave se deriva del eslavo.

Una nueva visión

La tecnología está remodelando nuestra comprensión de la historia.

Sabemos acerca de la exportación de chocolate maya al cañón Chaco en el Nuevo México moderno, por ejemplo, a partir del análisis químico de residuos en cerámica, un tipo de análisis que no era posible hace 50 años.

Gracias a descubrimientos similares estamos aprendiendo cómo evolucionó la globalización y dándonos cuenta de que el mundo ha estado lidiando con este tipo de asuntos durante mucho más tiempo de lo que se pensaba.

Hoy en día, los movimientos antiglobalización están activos en varias partes del mundo, pero el resentimiento contra los comerciantes extranjeros que se benefician a expensas de la población local no es nuevo.

Block G20
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Las protestas contra la globalización tienen una larga historia.

A fines del siglo IX, los comerciantes extranjeros en Cantón, China fueron atacados, y decenas de miles de árabes y persas fueron masacrados. En 996, los residentes de El Cairo se amotinaron en protesta contra los comerciantes italianos, un fenómeno repetido en Constantinopla con la 'masacre de los latinos' (italianos) en 1182.

De 1000 para 2020

¿Qué lecciones podemos extraer de esta visión novedosa del año 1000?

Ciertamente, las consecuencias de varias acciones son instructivas.

Hay relatos que hablan de algunos exploradores nórdicos que, al encontrarse con la gente local en el Canadá de hoy en ese momento, los mataron sin siquiera hablar con ellos. Otros trataron de comunicarse, a pesar de no compartir un idioma común, e intentaron comerciar.

No hay duda de que aquellos que trataron de aprender acerca de los demás y llegar a un acuerdo con ellos prosperaron más que aquellos que actuaron de manera defensiva o agresiva.

Es cierto que la globalización no benefició a todos los que la experimentaron. Pero a aquellos que mantuvieron una actitud abierta frente a lo desconocido les fue mucho mejor que aquellos que rechazaron algo nuevo.

Eso fue cierto en el año 1000, y es igual de cierto hoy.